
Bergoglio y el resto de las autoridades del Episcopado se reunieron ayer con miembros de la Corte Suprema. Hoy visitarán en forma separada a la Presidenta y al vicepresidente. Quiere transmitir su preocupación por “el estado de confrontación permanente”.
En Tribunales. La gira de los obispos comenzó ayer en la Corte Suprema, donde fueron recibidos por los jueces Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Elena Highton.
Primero, con el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Después, con la presidenta de la Nación y, al final, con el presidente del Senado y máximo exponente de la oposición. Un hiperpolitizado cardenal Jorge Bergoglio visitó al supremo Ricardo Lorenzetti; hoy se reunirá con Cristina Fernández y, enseguida, con Julio Cobos. Bergoglio les planteará su “preocupación” por el “estado de confrontación permanente” que generó el pago de deuda con reservas vía decreto. Es que la jerarquía del Episcopado no vio con buenos ojos la performance del kirchnerismo ni de la oposición en la controversia por el fondo del Bicentenario. Les recordará a ambos que, en consecuencia, “sufren los más pobres”.
Puntuales, los obispos arribarán antes de las 19 a la Casa Rosada. Acompañarán a Bergoglio los vicepresidentes episcopales Luis Villalba (Tucumán), José María Arancedo (Santa Fe) y el vocero Jorge Oesterheld. Le entregarán a Cristina Fernández de Kirchner una carpeta con un breve pero contundente texto titulado “La Patria es un don, la Nación una tarea”. El mismo que hoy llevaron a Lorenzetti.
“La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes”, exige, de entrada, el documento que redactaron los obispos, en alusión a la polémica que, hace más de dos meses, protagonizan el oficialismo, la oposición y algunos jueces.
El texto asegura, además, que “la calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo con su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común”.
Los obispos, así, reparten culpas entre los todos los actores del empantanado debate sobre cómo pagar la deuda. Esa mirada, más la inclusión de un pasaje autocrítico –“nosotros, como pastores, no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer”–, terminó por convencer a Cristina Fernández de recibir a Bergoglio.
El pedido formal de reunión con la Presidenta lo tramitó el secretario general, Enrique Eguía Seguí, con el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. El miércoles pasado, Seguí le mandó el texto a Oliveri y el secretario de Culto se lo pasó a la Presidenta y al canciller Jorge Taiana, por entonces en Chile. El lunes pasado, Oliveri confirmó, para hoy, la cita con los obispos.
“El documento le cayó bien a la Presidenta. Lo entendimos como un aporte. Incluso, ellos se incorporan como parte de la problemática”, analizó un funcionario oficial ante este diario.
En plan de concordia, tanto desde el kirchnerismo como desde la Iglesia recordaron que el vínculo entre Bergoglio y Cristina Fernández “es mejor” que el que mantuvieron el cardenal y Néstor Kirchner.
El encuentro se centrará en el texto y su demanda de mejorar “la institucionalidad” del país. Uno de sus párrafos, sin embargo, refiere al matrimonio gay, espina histórica de la Iglesia. En una elipsis marca Bergoglio, los obispos señalan que “no es momento de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad”. Bergoglio intentará reflotar tal exigencia, después del inesperado desaire de Mauricio Macri, quien no apeló los fallos judiciales que avalaron el matrimonio gay en la Capital, la diócesis en que Bergoglio es arzobispo. La decisión del alcalde porteño dejó mal parado al cardenal –uno de los principales “papables” del mundo– ante los ojos ortodoxos del Vaticano. El cardenal, además, reactivó su ronda de reuniones con dirigentes políticos. A un año de las próximas elecciones, Bergoglio quiere preservar el estatus de la Iglesia y potenciar su rol de interlocutor imprescindible para los demás actores sociales y políticos.
fuente: criticadigital.com
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